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lunes, 11 de julio de 2016

BARRIO DE LA PLAZA VIEJA

BARRIO DE LA PLAZA VIEJA 

Oh, plaza Vieja, plaza Vieja, ya te han arreglado / con escombros que han traído de al lado…" -Se refería a los restos del Castillo con lo que rellenaron parte de la citada 'plaza vieja'.
(En recuerdo de mi amigo Perico Picón, que lo recitaba con mucha pasión.).
Panorama desde el cabezo de la mina Carlota.
Seguimos recordando las calles más alegóricas del casco antiguo ceheginero. Por la zona de Cuatro Cantones, al final de la Cuesta de la Iglesia Mayor de sta. María Magdalena, adosada a la casa de la srta. Evangelina, hoy desaparecida del callejero, se podía apreciar una espectacular reja 'buche de paloma', símbolo del arte de la forja local y algunos de los famosos aleros de media caña de Cehegín. -Allí Evangelina desgranaba los días eternos en una suerte de suspiros enjaulados que miraban hacia el Alcázar-

Reja de la Srta. Evangelina.(Desaparecida por la picota).
Situados como estamos en la nueva plaza llamada 'de los Alpargateros' observamos la casona del reputado viajante de la fábrica de alpargatas 'Peñalver', Manuel Robles "el Hojalatero", y de su yerno, recordado tenor local que fue solista del Orfeón ceheginero, Antonio "el Púas". A la derecha bajamos hacia la antigua Plaza Vieja o de la Muralla del Castillo, -cruzando por debajo del Arco-, vetusta torre de confinamientos y adosada a la antañona sede del Concejo, conocida como casa de los Rosendos, con un trozo de muralla incrustada en el inmueble, plaza donde se celebraban antiguamente los mercados, sobre todo de verduras y frutas. En este Arco de la Plaza Vieja se hallaba la antigua Puerta de la Villa, que disponía de puente levadizo y un enorme foso inexpugnable. Hoy una plaza solitaria, donde los habituales usuarios son los numerosos vencejos y aviones que la pueblan revoloteando y colándose por las vetustas casas abandonadas.

Arco Pl. Vieja
Por aquellos contornos se encuentra la torre del Ladrón de Aguas, que disponía de una escalera camuflada por unos lienzos de obra que colgaban hasta la base que conducía al río Argos y por la cual subían agua en los casos de asedio, de ahí el nombre. —En aquellos tiempos el Argos bajaba caudaloso.

Torre del Ladrón de Aguas. (Cueva de la Encantá)
También está situada la atalaya donde se ubicó la Torre del Homenaje, hoy vallada, lugar de labor de los artesanos del ‘apargate’, por aquí vivía un hombre llamado Sebastián “el Palicos”, que en la guerra civil escondió en su casa una imagen del santo patrón Sebastián, una mujer muy devota, sabedora del escondite, rezaba al santo todas las noches. Por aquella plaza se encuentra el Alcázar del Castillo, donde, bajo una de las 32 torres de la fortaleza árabe que permanece, —por cierto restaurada hace unos años— en uno de sus laterales estaba ubicada la legendaria Cueva de la Encantada, allí decían que se alojaba una Mora que ejercía sortilegios y augurios.
Cuenta una leyenda que fue encontrada dentro de la cueva con extremada delgadez, en un estado de rigidez exagerada —del 'Mal Tieso' como decimos por aquí- aunque aún viva y semiconsciente…, las creencias supersticiosas de la época, atribuyeron que su estado de agarrotamiento era debido a un encantamiento producido por una maléfica hechicera del barrio del Cubo que le suministró un bebedizo para originarle un aborto.
A partir de aquellas alturas cantaba al viento Joseico de la Ossa y silbaba como si recitara entonando una singular musiquilla, y simulando ser locutor de la radio decía: "Aquí Radio Cehegín, dedicamos este disco a las modistillas, de su novio que está enamorado de veras y a esas mocicas que están tan guapas".

Ruinas de S. Sebastián
Desde este altozano se contempla un impresionante vista: las ruinas de la ermita de San Sebastián pórtico del fértil valle de Canara y las llamadas “Caballerías”, lugar donde se criaban los más hermosos corceles de los cincuenta caballeros del rey Alfonso X, el sabio .

Panorámica de "Las Caballerías"
También admiraremos las fértiles hoyas y huertos del Argos entre los que destaca el de Pascual ‘el Rey’, donde dicen que se cultivan las más sabrosas verduras de la comarca. Y al Este se encuentra otro magnífico huerto, el de la Orden de Santiago —popularmente conocido como Huerto de la Orden— junto a la calle de mismo nombre, que se inicia en el Poyo Colorao, justo debajo del Puntarrón y de la desaparecida calle del Pilar. 
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