Desde mi Buhardilla Mesonzoica
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martes, 13 de marzo de 2018

PRIMAVERA FLORIDA

Adiós al Invierno (primavera florida) 

Esta luz, este fuego que devora. / Este paisaje gris que me rodea.
Este dolor por una sola idea. / Esta angustia de cielo, mundo y hora.

F.G. Lorca


Vista de Cehegín en día de tormenta

Un hosco amanecer levanta el amenazante ciclón eructando sombríos nubarrones con irritados bufidos. El gélido viento del norte blande su látigo inmisericorde flagelando las arboledas esqueléticas  que derraman  las postreras hojas invernales entre su cobijo primigenio...
Unas tímidas luces fugitivas se filtran entre la negrura. Son guiños del padre Sol que otea desde su lánguido letargo —«¿En qué habremos ofendido a este torvo basilisco…? »— arguye contemporizador y pregunta al fiero huracán: —«¿Qué gruñidos son esos?, ¿Qué ha ocurrido hoy para este descontento…? ¿No sabes que llega la primavera y es hora de desperezarse y salir a oreo…? »— El tozudo aquilón resopla ostentoso alborotando cuanto encuentra a su paso.
«Ya verás…, ¡te vas a enterar!…»— Le espeta con enojo la Gracia de Dios, mientras expande una vigorosa catarata de ardientes rayos que parte en mil pedazos aquellas hoscas nubes.
En un instante, como si un travieso mago hubiese blandido su varita para destapar millones de focos luminosos que invaden todo el espacio viviente, el multicolor iris aparece con su abigarrado arco produciendo el milagro.

Vista de Cehegín primaveral

Entonces los hijos de aquellas hojas trémulas que se exiliaron en otoño, comienzan su inmigración cubriendo con un manto nevado los fértiles frutales para impregnar con su canto perfumado los aires de nuestro entorno. Un coro de pajarillos afina sus melodiosos flautines. Las enramadas de las arboledas entonan su himno a la vida y nuevas energías se desplazan velozmente por las arterias de las plantas trajinando la esperada savia.
Un mustio vagabundo abrigado de afilados huesos dormita entre el suelo de catre y sus vistosos harapos, bostezando ruidosamente: —«Hummm…, qué bien se está en este camastro» y sigue roncando satisfecho.


Desalentado ante tanta armonía, el huraño tornado gruñe humillando sus airados soplillos e intentando contrarrestar la omnipotencia del astro rey, se marcha con viento fresco hacia los estadios del mal humor. El resplandor triunfa una vez más sobre las espantables sombras. Una alegre marcha triunfal se recibe de lontananza. El canto a la vida se impone sobre la agria desolación.
Es la Primavera, que florece de nuevo.
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